Autor::
Gladys Rivera
glador@telcel.net.ve
Indice

1.
Resumen
La cultura organizacional es uno de los pilares fundamentales para apoyar
a todas aquellas organizaciones que quieren hacerse competitivas. Por
ello, el punto central alrededor del cual gira el presente trabajo, es
el estudio de la cultura organizacional como ventaja competitiva en un
contexto social de las organizaciones venezolanas. Además, de estudiar
el cambio organizacional como piedra angular del mejoramiento continuo
de las organizaciones, también se consideró relevante estudiar
la importancia de la gestión de recursos humanos en el avance de
la tecnología. Causa esta que lleva a las organizaciones a cambiar
su cultura. El marco teórico se fundamentó en la teoría
existente sobre el tema desarrollado con especial relevancia en Robbins
(1992), y los aportes de Katz y Kahn (1995), con la explicación
de los procesos sociales de las organizaciones, Lewin con el modelo de
cambio en tres pasos, citado por Naím (1989), entre otros. También
se analizaron artículos de revistas especializadas, tal es el caso
de ANRI, TOPICOS (Maraven), CALIDAD Y PRODUCTIVIDAD, CALIDAD EMPRESARIAL,
ASUNTOS (Cied), IESA, GERENTE, AVE (Gerencia 95), Además de trabajos
de algunas investigaciones realizadas en el país en educación
superior sobre la cultura organizacional. La metodología utilizada
en la elaboración del trabajo se basó en una Investigación
Documental, la cual fué sustentada por las recomendaciones del
Manual de la UPEL. De acuerdo a todos los enfoques señalados en
el desarrollo del tema y, donde se consideró relevante el siguiente
planteamiento: la alta gerencia es responsable de construir organizaciones
donde la gente expande continuamente su aptitud para comprender la complejidad,
clarificar la visión y mejorar los modelos mentales compartidos,
es decir, son responsables de aprender. Hoy más que nunca, las
organizaciones deben desarrollar capacidades de aprendizaje que les permitan
capitalizar el conocimiento. Esta premisa se ha convertido recientemente
en algo fundamental para el desarrollo de ventajas competitivas y la supervivencia
de la organización en un entorno altamente cambiante. Estas estrategias
deben ser tomadas en cuenta por la organización con el propósito
de poder evaluar y reconocer los valores culturales que son necesarios
para la organización y así promoverlos y reforzarlos mediante
un plan de acción, lo cual permite, que la organización
no pierda viabilidad ni vigencia en sus procesos de comunicación;
considerándose la comunicación como un elemento clave para
el cambio de cultura y la creación y fortalecimiento de los valores
culturales necesarios para apoyar la estrategia organizacional, y enfrentar
a un proceso de globalización y competitividad.

2. Introducción
En la mediada que avanza el siglo XXI, varias tendencias económicas
y demográficas están causando un gran impacto en la cultura
organizacional . Estas nuevas tendencias y los cambios dinámicos
hacen que las organizaciones y las instituciones tanto públicas,
como privadas se debatan en la urgente necesidad de orientarse hacia los
avances tecnológicos. Los hechos han dejado de tener sólo
relevancia local y han pasado a tener como referencia el mundo. Los países
y las regiones colapsan cuando los esquemas de referencia se tornan obsoletos
y pierden validez ante las nuevas realidades.
Desde la perspectiva más general, la globalización, la apertura
económica, la competitividad son fenómenos nuevos a los
que se tienen que enfrentar las organizaciones. En la medida que la competitividad
sea un elemento fundamental en el éxito de toda organización,
los gerentes o líderes harán más esfuerzos para alcanzar
altos niveles de productividad y eficiencia.
Las organizaciones son la expresión de una realidad cultural, que
están llamadas a vivir en un mundo de permanente cambio, tanto
en lo social como en lo económico y tecnológico, o, por
el contrario, como cualquier organismo, encerrarse en el marco de sus
límites formales. En ambos casos, esa realidad cultural refleja
un marco de valores, creencias, ideas, sentimientos y voluntades de una
comunidad institucional.
Ciertamente, la cultura organizacional sirve de marco de referencia a
los miembros de la organización y da las pautas acerca de cómo
las personas deben conducirse en ésta. En muchas ocasiones la cultura
es tan evidente que se puede ver la conducta de la gente cambia en el
momento en que traspasa las puertas de la empresa.
Desde un punto de vista general, podría decirse que las organizaciones
comprometidas con el éxito están abiertas a un constante
aprendizaje. Esto implica generar condiciones para mantener en un aprendizaje
continuo y enmarcarlas como el activo fundamental de la organización.
Hoy en día es necesario que las organizaciones diseñen estructuras
más flexibles al cambio y que este cambio se produzca como consecuencia
del aprendizaje de sus miembros. Esto implica generar condiciones para
promover equipos de alto desempeño, entendiendo que el aprendizaje
en equipo implica generar valor al trabajo y más adaptabilidad
al cambio con una amplia visión hacia la innovación.
Si bien es cierto, que han sido muchos los esfuerzos de transformación
que han fracasado en las instituciones tanto públicas como privadas,
no es menos cierto, que la falta de planificación y liderazgo en
esas organizaciones ha generado el deterioro en sus funciones Guédez
(1997) mantiene, entre otras cosas, una inquietud impostergable: ¿cómo
ejercer un compromiso gerencial que realmente incentive el cambio y la
creatividad?. Se pudiera hablar de dos esferas complementarias de acción.
La primera se asocia con el ejercicio de un estilo en donde, además
de gerenciar el trabajo, también se gerencia el cerebro y el corazón.
Por su parte, la segunda se relaciona con el establecimiento de condiciones
organizativas favorables.
Mediante los procesos de transformación organizacional, algunos
gerentes han eludido aspectos coyunturales como la cultura organizacional,
se ha interpretado muy superficialmente el rol del líder dentro
de un proceso de cambio, se ha ignorado lo importante y estratégico
que constituye el hecho que: si no hay una visión compartida, nunca
se generará la suficiente energía y significado que movilice
a la organización y a su recurso humano en el proceso de cambio.
El aspecto central de las organizaciones con miras al éxito es
la calidad de sus líderes con plena libertad en el sentido de su
emancipación, poseedores de un alto nivel de capacidades, lo cual
le permite gerenciar el cambio con visión proactiva. Cordeiro (1996)
sostiene que el énfasis en los costos, clientes, caos y competitividad,
son factores sobre los cuales la gerencia de activos humanos está
orientando sus decisiones y acciones en forma global y estratégica,
de manera tal de agregar valor en forma sistemática y continua
a los procesos de la organización.
Los nuevos esquemas gerenciales son reflejo de la forma como la organización
piensa y opera, exigiendo entre otros aspectos: un trabajador con el conocimiento
para desarrollar y alcanzar los objetivos del negocio; un proceso flexible
ante los cambios introducidos por la organización; una estructura
plana, ágil, reducida a la mínima expresión que crea
un ambiente de trabajo que satisfaga a quienes participen en la ejecución
de los objetivos organizacionales; un sistema de recompensa basado en
la efectividad del proceso donde se comparte el éxito y el riesgo;
y un equipo de trabajo participativo en las acciones de la organización.
Ciertamente, las organizaciones venezolanas no escapan a esta realidad
de cambio, con la adopción de nuevas tecnologías (Calidad
de gestión, Reingeniería de procesos, Benchmarking, Outsourcing,
etc) han visto excelentes resultados. Tal es el caso, de la industria
petrolera que compite en los mercados internacionales. Es mucho lo que
se debe seguir aprendiendo, manteniéndose en una permanente búsqueda
de las mejores prácticas para ser los mejores. Este trabajo se
basa en una Investigación Documental, el análisis de problemas
con el propósito de ampliar el conocimiento, en base a los aportes
de las diferentes fuentes bibliográficas y documentales, revisadas
para el desarrollo del mismo. Dentro del presente enfoque se consideró
importante plantear los aspectos de mayor relevancia del contenido del
trabajo el cual consta de tres capítulos; el Primero, está
orientado a desarrollar la cultura organizacional, a partir, de la importancia
de cada uno de los factores relacionados con la empresa venezolanas, el
Segundo enfoca la cultura dentro de un proceso de cambio organizacional,
y el Tercero, relaciona la cultura organizacional con la gerencia de recursos
humanos, como estrategia competitiva.
Los objetivos de esta revisión documental son los siguientes;
Objetivo General
Identificar la cultura organizacional como ventaja competitiva de la gestión
de recursos humanos.
Objetivos Específicos
Destacar la importancia de la cultura organizacional en la gestión
de recursos humanos de la organización.
Señalar la importancia de la cultura organizacional en las instituciones,
tanto públicas, como privadas, que estén dispuestas a cambiar.
Enfocar la gestión de recursos humanos como apoyo al cambio estratégico.
Plantear alternativas estratégicas a la gestión de recursos
humanos a fin de lograr líderes con alto sentido de compromiso
para la cultura de cambio.

3. Cultura Organizacional
El propósito del presente capítulo es fundamentar la investigación
con la revisión bibliográfica, referente al tema en estudio,
incluyendo la Importancia de la cultura organizacional, análisis
de los factores de la cultura, visión y valores., desde los diferentes
enfoques tratados para el desarrollo del trabajo.
Las organizaciones tienen una finalidad, objetivos de supervivencia; pasan
por ciclos de vida y enfrentan problemas de crecimiento. Tienen una personalidad,
una necesidad, un carácter y se las considera como micro sociedades
que tienen sus procesos de socialización, sus normas y su propia
historia. Todo esto está relacionado con la cultura.
Al respecto Robbins (1991) plantea:
La idea de concebir las organizaciones como culturas (en las cuales hay
un sistema de significados comunes entre sus integrantes) constituye un
fenómeno bastante reciente. Hace diez años las organizaciones
eran, en general, consideradas simplemente como un medio racional el cual
era utilizado para coordinar y controlar a un grupo de personas. Tenían
niveles verticales, departamentos, relaciones de autoridad, etc. Pero
las organizaciones son algo más que eso, como los individuos; pueden
ser rígidas o flexibles, poco amistosas o serviciales, innovadoras
y conservadoras..., pero una y otra tienen una atmósfera y carácter
especiales que van más allá de los simples rasgos estructurales....Los
teóricos de la organización han comenzado, en los últimos
años, a reconocer esto al admitir la importante función
que la cultura desempeña en los miembros de una organización
(pág, 439).
Conceptualización de la Cultura Organizacional
El concepto de cultura es nuevo en cuanto a su aplicación a la
gestión empresarial. Es una nueva óptica que permite a la
gerencia comprender y mejorar las organizaciones. Los conceptos que a
continuación se plantearán han logrado gran importancia,
porque obedecen a una necesidad de comprender lo que ocurre en un entorno
y explican por qué algunas actividades que se realizan en las organizaciones
fallan y otras no.
Al revisar todo lo concerniente a la cultura, se encontró que la
mayoría de autores citados en el desarrollo del trabajo coinciden,
cuando relacionan la cultura organizacional, tanto con las ciencias sociales
como con las ciencias de la conducta. Al respecto Davis (1993) dice que
"la cultura es la conducta convencional de una sociedad, e influye
en todas sus acciones a pesar de que rara vez esta realidad penetra en
sus pensamientos conscientes". El autor considera que la gente asume
con facilidad su cultura, además, que ésta le da seguridad
y una posición en cualquier entorno donde se encuentre.
Por otra parte, se encontró que las definiciones de cultura están
identificadas con los sistemas dinámicos de la organización,
ya que los valores pueden ser modificados, como efecto del aprendizaje
continuo de los individuos; además le dan importancia a los procesos
de sensibilización al cambio como parte puntual de la cultura organizacional.
Delgado (1990) sostiene que la "Cultura es como la configuración
de una conducta aprendida, cuyos elementos son compartidos y trasmitidos
por los miembros de una comunidad" (pág.1).
En la misma línea del autor citado anteriormente Schein (1988)
se refiere al conjunto de valores, necesidades expectativas, creencias,
políticas y normas aceptadas y practicadas por ellas. Distingue
varios niveles de cultura, a) supuestos básicos; b) valores o ideologías;
c) artefactos (jergas, historias, rituales y decoración) d; prácticas.
Los artefactos y las prácticas expresan los valores e ideologías
gerenciales.
A través del conjunto de creencias y valores compartidos por los
miembros de la organización, la cultura existe a un alto nivel
de abstracción y se caracteriza porque condicionan el comportamiento
de la organización, haciendo racional muchas actitudes que unen
a la gente, condicionando su modo de pensar, sentir y actuar.
Charles Handy citado por González y Bellino (1995), plantea cuatro
tipos de culturas organizacionales:
Dependiendo del énfasis que le otorga a algunos de los siguientes
elementos: poder, rol, tareas y personas. Basado en esto, expresa que
la cultura del poder se caracteriza por ser dirigida y controlada desde
un centro de poder ejercido por personas clave dentro de las organizaciones.
La cultura basada en el rol es usualmente identificada con la burocracia
y se sustenta en una clara y detallada descripción de las responsabilidades
de cada puesto dentro de la organización. La cultura por tareas
está fundamentalmente apoyada en el trabajo proyectos que realiza
la organización y se orienta hacia la obtención de resultados
específicos en tiempos concretos. Finalmente, la cultura centrada
en las personas, como su nombre lo indica, está basada en los individuos
que integran la organización (pág, 38).
Desde otro punto de vista más general, la cultura se fundamenta
en los valores, las creencias y los principios que constituyen los cimientos
del sistema gerencial de una organización, así como también
al conjunto de procedimientos y conductas gerenciales que sirven de ejemplo
y refuerzan esos principios básicos.
Pümpin y García, citado por Vergara (1989) definen la cultura
como "..el conjunto de normas, de valores y formas de pensar que
caracterizan el comportamiento del personal en todos los niveles de la
empresa, así como en la propia presentación de la imagen"
(pág, 26).
El planteamiento anterior, se refiere a la forma como la cultura vive
en la organización. Además demuestra que la cultura funciona
como un sistema o proceso. Es por ello, que la cultura no sólo
incluye valores, actitudes y comportamiento, sino también, las
consecuencias dirigidas hacia esa actividad, tales como la visión,
las estrategias y las acciones, que en conjunto funcionan como sistema
dinámico.
Importancia de la Cultura Organizacional
La cultura organizacional es la médula de la organización
que está presente en todas las funciones y acciones que realizan
todos sus miembros. A tal efecto Monsalve (1989) considera que la cultura
nace en la sociedad, se administra mediante los recursos que la sociedad
le proporciona y representa un activo factor que fomenta el desenvolvimiento
de esa sociedad.
Otros autores añaden más características a la cultura,
tal es el caso de Katz y Kahn (1995) cuando plantean que las investigaciones
sobre la cultura organizacional se han basado en métodos cualitativos,
por cuanto; es difícil evaluar la cultura de manera objetiva porque
ésta se asienta sobre las suposiciones compartidas de los sujetos
y se expresa a través del lenguaje, normas, historias y tradiciones
de sus líderes.
La cultura determina la forma como funciona una empresa, ésta se
refleja en las estrategias, estructuras y sistemas. Es la fuente invisible
donde la visión adquieren su guía de acción. El éxito
de los proyectos de transformación depende del talento y de la
aptitud de la gerencia para cambiar la cultura de la organización
de acuerdo a las exigencias del entorno. Al respecto Deal y Kennedy (1985))
ven a la cultura organizacional como "la conducta convencional de
una sociedad que comparte una serie de valores y creencias particulares
y éstos a su vez influyen en todas sus acciones". Por lo tanto,
la cultura por ser aprendida, evoluciona con nuevas experiencias, y puede
ser cambiada si llega a entenderse la dinámica del proceso de aprendizaje.
Dentro del marco conceptual, la cultura organizacional tiene la particularidad
de manifestarse a través de conductas significativas de los miembros
de una organizaciòn, las cuales facilitan el comportamiento en
la misma y, se identifican básicamente a través de un conjunto
de practicas gerenciales y supervisorias, como elementos de la dinámica
organizacional . Al respecto Guerin (1992) sostiene que es importante
conocer el tipo de cultura de una organización, porque los valores
y las normas van a influir en los comportamientos de los individuos.
En los diferentes enfoques sobre cultura organizacional se ha podido observar
que hay autores interesados en ver la cultura como una visión general
para comprender el comportamiento de las organizaciones, otros se han
inclinado a conocer con profundidad el liderazgo, los roles, el poder
de los gerentes como transmisores de la cultura de las organizaciones.
Con respecto a lo anterior, resulta de interés el planteamiento
que hace Kurt Lewin,( citado por Newstrom, 1991) cuando sostiene que el
comportamiento individual depende de la interacción entre las características
personales y el ambiente que lo rodea. Parte de ese ambiente es la cultura
social, que proporciona amplias pistas sobre cómo se conduciría
una persona en un determinado ambiente.
Por otra parte, la originalidad de una persona se expresa a través
del comportamiento y, la individualidad de las organizaciones puede expresarse
en términos de la cultura. Hay prácticas dentro de la organizaciòn
que reflejan que la cultura es aprendida y, por lo tanto, deben crearse
culturas con espíritu de un aprendizaje continuo. Al respecto Siliceo
(1995) sostiene que la capacitación continua al colectivo organizacional
es un elemento fundamental para dar apoyo a todo programa orientado a
crear y fortalecer el sentido de compromiso del personal, cambiar actitudes
y construir un lenguaje común que facilite la comunicación,
comprensión e integración de las personas.
Al cultivarse una cultura en la organizaciòn sustentada por sus
valores, se persigue que todos los integrantes desarrollen una identificación
con los propósitos estratégicos de la organizaciòn
y desplieguen conductas direccionadas a ser autocontroladas ( Schein,
1985). Es decir, una cultura es el modo particular de hacer las cosas
en un entorno específico.
Características de la Cultura
Con respecto a las características de la cultura Davis (1993) plantea
que las organinzaciones, al igual que las huellas digitales, son siempre
singulares. Puntualiza que poseen su propia historia, comportamiento,
proceso de comunicación, relaciones interpersonales, sistema de
recompensa , toma de decisiones, filosofía y mitos que, en su totalidad,
constituyen la cultura.
Tanto en sus dimensiones generales como en sus horizontes más específicos,
la cultura encarna una manifestación social e histórica.
Además, la cultura se expresa en un determinado espacio y en un
determinado lugar de los cuales recibe influencias (Guédez,1996).
"La cultura determina lo que las personas involucradas en ella consideran
correcto o incorrecto, así como sus preferencias en la manera de
ser dirigidos" (Davis, 1990).
La diferencia entre las distintas filosofías organizacionales,
hace que se considere la cultura única y exclusiva para cada empresa
y permite un alto grado de cohesión entre sus miembros, siempre
y cuando sea compartida por la mayoría.
Los planteamientos anteriormente señalados, se mantienen, porque
a partir de sus raíces toda organización construye su propia
personalidad y su propio lenguaje. Los cuales están representados
por el modelaje ( tácticas o estrategias) de cada uno de sus miembros.
Al respecto Guiot (1992) considera que la cultura organizacional:
Permite al individuo interpretar correctamente las exigencias y comprender
la interacción de los distintos individuos y de la organización.
Da una idea de lo que se espera. Ofrece una representación completa
de las reglas de juego sin las cuales no pueden obtenerse poder, posición
social ni recompensas materiales.
En sentido opuesto, le permite a la organización aprender. Es sólo
gracias a su cultura que la organización puede ser más que
la suma de sus miembros. La cultura organizacional desempeña el
papel de una memoria colectiva en la que se guarda el capital informático.
Esta memoria le da significación a la experiencia de los participantes
y orienta los esfuerzos y las estrategias de la organización.
Es a través de la cultura organizacional que se ilumina y se racionaliza
el compromiso del individuo con respecto a la organización. Las
organizaciones se crean continuamente con lo que sus miembros perciben
del mundo y con lo que sucede dentro de la organización (págs,181-182).
El análisis anterior considera la cultura, como una prioridad estratégica,
a causa de su evolución particularmente lenta en el tiempo y de
su impacto crucial sobre el éxito o el fracaso de las estrategias
organizacionales.
En virtud a lo señalado sobre el tema, se puede afirmar que la
cultura es el reflejo de factores profundos de la personalidad, como los
valores y las actitudes que evolucionan muy lentamente y, a menudo son
inconscientes. En consecuencia, la cultura organizacional es entendida
como el conjunto de creencias y prácticas ampliamente compartidas
en la organización y, por tanto, tiene una influencia directa sobre
el proceso de decisión y sobre el comportamiento de la organización.
En última instancia, ofrecen incluso ideas, directrices o, como
mínimo, interpretaciones de las ideas concernientes a lo que es,
y a lo que debería ser el desempeño real de la organización.
Para Robbins (1991):
La cultura cumple varias funciones en el seno de una organización.
En primer lugar, cumple la función de definir los límites;
es decir, los comportamientos difieren unos de otros. Segundo, trasmite
un sentido de identidad a sus miembros. Tercero, facilita la creación
de un compromiso personal con algo más amplio que los intereses
egoístas del individuo. Cuarto, incrementa la estabilidad del sistema
social. La cultura es el vínculo social que ayuda a mantener unida
a la organización al proporcionar normas adecuadas de los que deben
hacer y decir los empleados...(pág. 444).
Con base al anterior planteamiento, se puede bajar hacia un enfoque más
concreto del tema. Es decir mencionar los efectos de los fenómenos
culturales sobre la efectividad empresarial y la situación del
individuo. Al respecto Schein (1985 ) señala:
"Los efectos del mal conocimiento de la cultura son tristemente obvios
en el ámbito internacional. El mal conocimiento de la cultura puede
ser causa de guerras y del hundimiento de sociedades, como cuando la presencia
de subculturas sólidas provoca que la cultura principal pierda
su capacidad centralizadora y de integración" (pág.
47).
Estos planteamientos enfocan la cultura organizacional como una variable
importante que está interrelacionada con el comportamiento organizacional
y se concibe como la configuración de la conducta aprendida y de
los resultados de dicha conducta, cuyos elementos se comparten y transmiten
a los miembros de una sociedad, por otra parte, permite que los micromotivos
de los actores (necesidades, creencias, valores, reglas, símbolos)
entre otros, formen un macro-comportamiento organizacional.
Analizando lo anterior, se puede considerar que la cultura organizacional
contiene aspectos que están interrelacionados, podría entenderse
que es un reflejo del equilibrio dinámico y de las relaciones armónicas
de todo el conjunto de sub-sistemas, esto significa que en una organización
pueden existir sub-culturas dentro de una misma cultura.
Al respecto Robbins (1991) afirma que "las sub-culturas son propias
de grandes organizaciones, las cuales reflejan problemas y situaciones
o experiencias comunes de los integrantes. Estas se centran en los diferentes
departamentos o las distintas áreas descentralizadas de la organizaciòn".
Cualquier área o dependencia de la organización puede adoptar
una sub-cultura compartida exclusivamente por sus miembros, éstos,
a su vez asumirán los valores de la cultura central junto con otros
que son propios de los trabajadores que se desempeñan en dichas
dependencias.
La sub-cultura proporciona un marco de referencia en que los miembros
de la organizaciòn interpretan actividades y acontecimientos, difíciles
de precisar por ser conductas individuales.
En consecuencia, si bien es cierto, que la cultura de una organización
es el reflejo del equilibrio dinámico que se produce entre los
subsistemas mencionados, no es menos cierto, que se debe comprender el
desenvolvimiento y alcance de esta dinámica. Lo que permite ver
con más facilidad el comportamiento de los procesos organizacionales.
Guédez (1995) plantea dos aspectos importantes que son:
los subsistemas filosóficos y actitudinales, es decir, que el subsistema
filosófico se vincula con la misión, visión y valores
de una organización, pues estos aspectos son responsabilidad explícita
y directa de la alta gerencia. En efecto, son los directivos que deben
asumir el papel de facilitadores para esbozar y concretar la misión,
visión y valores. Otro subsistema, es el actitudinal, mantiene
mucha dependencia del subsistema filosófico, comprende todo lo
concerniente a los comportamientos, sentimientos, relaciones y comunicaciones,
sentido de trabajo y responsabilidades, inclinación participativa,
lealtad e involucración afectiva; este representa la fuente principal
del clima organizacional (pág. 59).
Por otra parte, la gerencia con un claro conocimiento de la misión
y la visión de la empresa fomentan la participación del
colectivo organizacional en el logro de los objetivos.
La misión puede verse como el nivel de percepción que tenga
una personalidad acerca de las respuestas satisfactorias que se le de
acerca del objetivo principal, ético y trascendente de la existencia
de la organización Denison (1991). Es decir, que equivale a la
respuesta del para qué existe la organización.
El autor citado anteriormente considera que la misión es la razón
de ser de cualquier organización, pero no, es menos cierto, que
la misión proporciona sentido y propósito, definiendo una
función social y metas externas para una institución y definiendo
funciones individuales con respecto a la función organizacional.
El sentido de la misión requiere que las organizaciones se proyecten
a futuro. Esta manera de pensar tiene un impacto sobre la conducta y permite
que una organización configure su actual comportamiento contemplando
un estado futuro deseado.
Hablar del futuro de una organización, es hablar de la visión
de la misma, ésta puede ser vista a partir de las necesidades o
requerimientos futuros de la organización, que puedan ser utilizados
para propiciar una percepción compartida de la necesidad del cambio
y una descripción de la organización futura deseada.
El planteamiento que hace Senge (1990) sobre las visiones compartidas,
se basa, en alentar a los miembros de la organización a desarrollar
y compartir sus propias visiones personales, y afirma que una visión
no se comparte en realidad hasta que se relacione con las visiones personales
de los individuos en toda la organización.
Una visión exitosa generalmente está constituida por grupos
de individuos comprometidos con la organización y que están
dispuestos a proporcionar todo su potencial para el logro de los objetivos
propuestos (Jackson,1992). Es decir, las culturas corporativas surgen
de visiones personales y está arraigada en el conjunto de valores,
intereses y aspiraciones de un individuo.
Uno de los más grandes desafíos que tendrá que afrontar
la gerencia consiste en traducir la visión en acciones y actividades
de apoyo. Es importante identificar y delinear la forma como se va a realizar
este paso de la teoría a la práctica o de la visión
a la acción que implica un equilibrio entre la mejora del ambiente
actual y futuro.
Valores Organizacionales
Los valores representan la base de evaluación que los miembros
de una organización emplean para juzgar situaciones, actos, objetos
y personas. Estos reflejan las metas reales, así como, las creencias
y conceptos básicos de una organizaciòn y, como tales, forman
la médula de la cultura organizacional (Denison, 1991).
Los valores son los cimientos de cualquier cultura organizacional, definen
el éxito en términos concretos para los empleados y establecen
normas para la organizaciòn ( Deal y Kennedy, 1985). Como esencia
de la filosofía que la empresa tenga para alcanzar el éxito,
los valores proporcionan un sentido de dirección común para
todos los empleados y establecen directrices para su compromiso diario.
Los valores inspiran la razón de ser de cada Institución,
las normas vienen a ser los manuales de instrucciones para el comportamiento
de la empresa y de las personas Robbins (1991).
Por lo tanto , toda organizaciòn con aspiraciones de excelencia
debería tener comprendidos y sistematizados los valores y las ideas
que constituyen el comportamiento motor de la empresa.
En consecuencia, los planteamientos descritos anteriormente , conducen
a pensar que los valores están explícitos en la voluntad
de los fundadores de las empresas, en las actas de constitución
y en la formalización de la misiòn y visión de las
organizaciones. El rasgo constitutivo de valor no es sólo la creencia
o la convicción, sino también su traducción en patrones
de comportamiento que la organización tiene derecho de exigir a
sus miembros. Los valores se generan de la cultura de la organización,
por lo tanto, son acordados por la alta gerencia. Igualmente son exigibles
y se toman en cuenta para la evaluación y el desarrollo del personal
que integra la organización.
Importancia de los valores
La importancia del valor radica en que se convierte en un elemento motivador
de las acciones y del comportamiento humano, define el carácter
fundamental y definitivo de la organizaciòn, crea un sentido de
identidad del personal con la organizaciòn (Denison, 1991).
Por lo tanto, los valores son formulados, enseñados y asumidos
dentro de una realidad concreta y no como entes absolutos en un contexto
social, representando una opción con bases ideológicas con
las bases sociales y culturales .
Los valores deben ser claros, iguales compartidos y aceptados por todos
los miembros y niveles de la organizaciòn, para que exista un criterio
unificado que compacte y fortalezca los intereses de todos los miembros
con la organizaciòn (Robbins, 1991).
Sistema de valores
A partir de las diferentes definiciones sobre los valores organizacionales
planteadas por los estudiosos citados en la investigación, se puede
considerar relevante lo señalado por Monsalve (1989) cuando enfoca
este proceso desde la siguientes perspectivas: aprender el valor a través
del pensar, reflexionar, razonar y comprender, enseñar el valor
a través de su descripción, explicación, ejemplificación
y transmisión y actuar el valor convertirlo en un hábito,
entendido éste, como la integración del conocimiento.
Aunque los valores sean abstractos, su utilidad organizacional se basa
en su capacidad para generar y dirigir conductas concretas o en la factibilidad
de su conversión en pautas, lineamientos y criterios para acciones
y conductas, lo que determina que siempre sean formulados, enseñados
y asumidos dentro de una realidad concreta de actuación, convirtiéndose
en atributos de dignidad o perfección que debe tener cada elemento
de lo real o de lo que se hace en el puesto o función .
Valores compartidos
En términos de valores, es importante comunicar a todos los miembros
de la organización cual es exactamente el sistema de valores de
la empresa, especialmente en períodos de cambio. Además,
producir el cambio en la cultura de la organización, otro mecanismo
importante es el entrenamiento gerencial que está explícitamente
orientado a modificar la conducta en apoyo de los nuevos valores corporativos
(Jackson,1992).
La internalizaciòn de los valores organizacionales, implica que
el individuo se identifica con la empresa y, es compromiso de la gerencia
mantener informado al colectivo organizacional del quehacer diario, lo
que la organizaciòn propone como beneficioso, correcto o deseable.
Al proactivarse un valor se crean condiciones que permiten elegir, escoger
o seleccionar los valores que la organizaciòn oferta y propone.
Esto a su vez, invita a compartir un sentimiento de pertenencia a cada
uno de sus miembros e influye en sus manifestaciones conductuales.
Los valores representan pautas o referencia para la producción
de la conducta deseada, conforman la toma de decisiones de la organizaciòn,
mientras que la proactivaciòn por su parte, conforma la capacidad
real de ejecución de esos resultados a través de las acciones
concretas de los integrantes de la organizaciòn (Monsalve, 1989).
Por lo anteriormente señalado, se pude discernir que para desarrollar
una verdadera cultura organizacional, es necesario que la alta gerencia
desarrolle una filosofía global que guíe la actuación
de cada uno de los miembros de la organización.
Las acciones de la gente se basan siempre en parte de las consideraciones
básicas que hacen. Al respecto Der Erve (1990) considera que es
importante que la alta gerencia desarrolle su propia filosofía
donde incluya sus experiencias previas, su educación y antecedentes,
así como, sus consideraciones básicas acerca de la gente
y la necesidad de ganar el compromiso de los subordinados con base a los
valores de la organización .
Al estudiar cada uno de los enfoques de cultura organizacional, se ha
podido observar que los autores citados, han enfatizado sobre el comportamiento
de las organizaciones y, de las modificaciones permanentes y vertiginosas
de las condiciones competitivas a que están sujetas las organizaciones.
Por tanto, las organizaciones exitosas serán aquéllas que
sean capaces de reconocer y desarrollar sus propios valores basados en
su capacidad de crear valor a través de la creación del
conocimiento y su expresión.

4.
Cultura Y Cambio Organizacional
Las tendencias que pautan el desenvolvimiento del mundo contemporáneo
determinan los cambios, es decir, las nuevas actitudes en las empresas,
tales como, la globalización de la economía, la conciencia
ambientalista, la aceleración de las privatizaciones, las alianzas
estratégicas y el avance tecnológico, conforman un ineludible
conjunto de condiciones que afectan las organizaciones. La estrategia
que mejor interpreta las respuestas ante las demandas de ese entorno tan
complejo y cambiante se resume en competitividad.
Naturaleza del cambio en la cultura organizacional
Es propio de la naturaleza de las organizaciones, que ellas cambian con
el tiempo y, por tanto, los gerentes por definición, tienen que
estar tratando de manejar el cambio con una visión proactiva (Stewart,
1992) .
De acuerdo a lo anterior, la misma supervivencia de una organización
puede depender de la forma como adapte la cultura a un ambiente de rápido
cambio. A partir de esta premisa, las organizaciones que quieren ser competitivas
se mantienen en busca de la excelencia, a través de la adquisición
de nuevos conocimientos que les permitan estar a la par del entorno y,
a su vez, asumir el compromiso de conocer el grado de integración
y diversificación de competencias, de manera que puedan, utilizar
las herramientas que les permitan estructurar un adecuado portafolio de
productos y/o servicios (Morales 1993).
Dentro del marco descrito anteriormente, esas son estrategias que toda
gerencia debería adoptar para el logro del éxito en el alcance
de los objetivos establecidos, según las orientaciones preestablecidas
por la visiòn de la organizaciòn.
Implicaciones del cambio de la cultura
El cambio de la cultura implica una modificación de un estado,
una condición o situación. Es una transformación
característica, una alteración de dimensiones o aspectos
más o menos significativos. El panorama actual de las organizaciones
se presenta lleno de cambios radicales y con un ritmo sin precedente en
la historia de la humanidad.
En la medida que los cambios se vuelven un factor permanente y acelerado,
la adaptabilidad del individuo organizacional a tales cambios resulta
cada vez más determinante en la supervivencia de cualquier empresa
(Bennis, 1966).
Considerando lo anterior como una constante, la realidad permite concluir
lo siguiente: las organizaciones se plantean retos y han demostrado que
el presente es de quienes se adapten más agresivamente a las nuevas
realidades, que las ciencias gerenciales modernas tienen sentido cuando
se aplican adecuadamente, que los retos del futuro son superables cuando
se toma conciencia del papel de la innovación en un entorno cambiante.
A medida que las organizaciones desafían el cambio, será
determinante que la gerencia desarrolle nuevas tecnologías en función
de mejorar las destrezas y habilidades de los individuos. Al respecto
Herrera (1997) dice que todo ello apunta hacia la necesidad de diseñar
nuevas estrategias, estructuras y crear nuevas culturas; ello implica
una revisión profunda de la actividad gerencial.
La esencia de la gestión de la alta gerencia, es visualizar acertadamente
hacia donde se deben encaminar los esfuerzos de una organización,
y lograr moverla al menor costo. Sin embargo, hacer esto no es fácil,
ya que se presentan imprevistos, y tantas posibilidades de limitaciones
únicas, que resulta complejo enfrentarlas con esquemas rígidos-
pero ejecutar el cambio con enfoques nuevos, sugiere que el cambio en
alguna forma es un fenómeno que presenta un reto sin precedentes
(Maraven, 1997).
Naím (1989) considera tres ideas básicas acerca de la gerencia
del cambio.
Primero: consiste en la capacidad que debe tener la alta gerencia en manejar
los cambios, ya que éstos implican costos, riesgos, ineficiencias
temporales y cierta dosis de trauma y turbulencia en la organización.
Adicionalmente, pueden obligar a la alta gerencia a invertir tiempo y
esfuerzos y obviar otros asuntos claves para la empresa. Segundo: una
vez que se inicia el cambio, este adquiere una dinámica propia
e independiente de quien lo promueve o dirige, es decir, puede suceder
que en algunos de los casos más exitosos de cambio, los resultados
obtenidos sean consonos a lo planificado inicialmente. Aunque en algunos
casos, lo planificado y lo obtenido no coincida por completo. Este fenómeno
es motivado, entre otras cosas, al hecho de que una vez que se desencadena
el proceso de cambio, ocurren una serie de eventos, acciones, reacciones,
consecuencias y efectos que difícilmente, pueden ser anticipados
y controlados por completo por quienes gerencian el cambio. Tercero: el
cambio en una empresa es un proceso lento, costoso, confuso y conflictivo,
que normalmente ocurre a través de cierta etapas más o menos
comunes (pág. 479) .
por lo tanto, que no sólo es importante diseñar y planificar
el estado futuro deseado, sino analizar profundamente el estado de transición
necesario para que la organización se mueva hacia el objetivo deseado.
Es importante destacar que el cambio requiere de un alto nivel de compromiso,
inversión y dedicación al logro de la nueva situación;
que si no se cuenta con la participación activa y el apoyo de quienes
tienen el poder de toma de decisión en la empresa, es muy probable
que el cambio no sea exitoso o quede inconcluso, lo que puede ser perjudicial
para la organización.
Por lo anterior, los cambios son producto del crecimiento de las organizaciones,
en cuanto a los planes que desarrollan, por la diversificación
de sus acciones, especialización de sus actividades, el liderazgo
de sus direcciones y por las características del mercado donde
actúan y compiten.
Proceso del cambio planeado
Las organizaciones con visión proactiva tienen la capacidad de
percibir y entender los cambios y el efecto que éstos tienen sobre
la conducta de los que se involucran Kurt Lewin, citado por Naím
(1989) presenta un modelo de cambio en tres etapas: procesos que deben
ocurrir en cada una de las fases para lograr el cambio en un sistema humano.
Descongelamiento (invalidación), durante esta etapa se generan
y consolidan las fuerzas a favor del cambio. Esta es la etapa donde la
insatisfacción con la situación existente alcanza el nivel
suficiente como para que se decida cambiarla. La ansiedad, preocupación
y motivación deben ser lo suficientemente altos como para justificar
los costos de un cambio. En esta etapa además se ofrecen el mayor
número de oportunidades para reducir la resistencia al cambio,
a través de la difusión de información que permita
conocer las insuficiencias de la situación existente, la necesidad
imperante de cambiarla y los rasgos de situación futura que se
desea alcanzar. La participación suele ser el mejor antídoto
a la resistencia organizacional.
Cambio a través de la reestructuración cognoscitiva: se
introducen las modificaciones planeadas, comenzando con las más
fáciles de aceptar por parte de la organización, pasando
luego gradualmente, a los cambios de mayor complejidad y alcance. Durante
este período, el cual suele ser el más largo y costoso,
aparecen los problemas y peligros que más dedicación y talento
exigen de la alta gerencia.
Nuevo congelamiento (consolidación del cambio), esta fase ayuda
a la gerencia para que incopore su nuevo punto de vista, es decir, se
crean las condiciones y garantías necesarias para asegurar que
los cambios logrados no desaparezcan. El empuje de la alta gerencia conntinúa
siendo de vital importancia en esta etapa y el hecho de no contar con
dicho apoyo puede conducir a un retroceso en el proceso de cambio e inclusive
podría provocar el fracaso definitivo del proceso (págs.
486-487).
Según el autor, el establecer cambios duraderos significa empezar
por abrir las cerraduras o descongelar el sistema social actual, lo que
significaría, tal vez, una especie de confrontación, o un
proceso de reeducación. Además, el avance conductual, viene
a ser una especie de cambio deseado, como en una reorganización.
Por último, tienen que estar alertas y tomar medidas pertinentes
que aseguren que el nuevo estado del comportamiento sea relativamente
permanente.
En este sentido, es importante señalar que el modelo descrito anteriormente,
refleja un proceso social y las decisiones del grupo que lo determina,
además, la aplicación de técnicas y herramientas
para abordar las síntomas de la organización.
El modelo de cambio planeado de Lippitt, Watson y Westley, citado por
Burke (1988) amplían los tres pasos de Lewin a cinco fases. Según
el autor el paso 1 no se haya aún completado cuando se dé
el paso 2, y así sucesivamente. El modelo en referencia comprende
los siguientes pasos:
1. Desarrollo de la necesidad de cambio (descongelación de Lewin).
2. Establecimiento de una relación de cambio.
3. Trabajo para lograr el cambio (avance).
4. Generalización y estabilización del cambio (recongelación)
5. Logro de una relación terminal (pág. 61).
A su efecto, Antonorsi (1991) plantea que el proceso de cambio planificado
de una organización cumple siete pasos, a saber:
1. Definir los objetivos a lograr : este paso persigue definir claramente
la misión de la organización.
1. Definir el desempeño deseado es una forma de ver los objetivos
como realidades ya logradas.
2. Analizar la organización actual: este paso se denomina diagnóstico,
permite identificar que tan lejos se encuentra la organización
de los objetivos identificados y el desempeño deseado.
3. Definir los cambios necesarios: consiste en -determinar los asuntos
a resolver además de -identificar los aspectos claves, que realmente
es importante resolver ya que la naturaleza limitada de recursos impide
resolver todos los problemas
4. Diseñar la organización futura: para lo cual se debe
-identificar las diferentes opciones que existen para lograr los objetivos
propuestos.
5. Planificar los cambios organizacionales, definir la estrategia global
del cambio, para lo cual se puede tratar de visualizar diferentes metas
para alcanzar la situación futura.
6. Ejecutar los cambio organizacionales. Una vez que los cambios se han
identificado y planificado se deben realizar los siguientes pasos -definir
la organización para el cambio. - asegurar el liderazgo para el
cambio, ya que el mismo es imprescindible como factor de dinamización
y conducción del cambio organizacional- asegurar la participación
activa todas las personas que conforman la organización.
Realizar seguimiento y control: no es posible alcanzar una exitosa ejecución
de los cambios si éstos no son evaluados continuamente (pág.,
8) .
Al comparar las fases del cambio planeado presentado por los autores mencionados
anteriormente, se ha podido encontrar que cada uno de ellos señala
diferentes etapas, sin embargo, las diferencias tan sólo se encuentran
en las denominaciones y en el énfasis; el proceso global es el
mismo.
En otro orden de ideas, se puede decir que el cambio se relaciona con
la necesidad que se plantean las organizaciones cuando quieren estar en
la cresta de la ola, es decir, para que las organizaciones alcancen altos
niveles de rendimiento tendran que aprender; además, saber qué
sienten y qué piensan las personas, con la finalidad de mejorar
el comportamiento y así estar dispuestos a la adaptación
de los cambios del entorno y, para hacerlo deben, a su vez, cambiarse
a sí mismas, que equivale a transformarse. Ello conlleva a desarrollar
en los gerentes una nueva aptitud para adaptarse a nuevas situaciones
organizacionales.
En consecuencia, Robbins (1992) considera que la alta gerencia tiene que
ver con la personalidad de los trabajadores, aún cuando existen
otras variables de peso que condicionan, modifican y, en ciertas manera,
contribuyen a determinar los eventos de la vida diaria de la organización.
Por otra parte, la conducta asumida por los trabajadores es modelada por
un clima que va perfilando y consolidando rasgos de actuación con
un determinado grado de permanencia. Este clima está integrado,
por una parte, por la dinámica pasada, que solidifica modos de
pensar y actuar; y por la dinámica coyuntural, que activa conductas
y sentimientos y puede hasta "descongelar" atributos personales
preestablecidos.
"Ningún cambio cultural ocurre con facilidad y, menos pensar,
en un cambio a corto plazo" (Stewart, 1992). Es elemental plantearse
una necesidad de cambio partiendo de la premisa; de que la cultura debe
cambiarse con el fin de ser más consecuente con las demandas competitivas
del entorno.
En relación al enfoque anterior, la cultura organizacional constituye
parte fundamental, ya que ella está integrada a la satisfacción
y bienestar individual y colectivo, conciliando los intereses del sistema
para que el resultado que se obtenga sea calificado como ideal, en la
organización.
En este sentido, el éxito de las organizaciones será de
aquellos gerentes que puedan manejar mejor el cambio; pero el manejo del
cambio por lo general requiere de empleados comprometidos (Dessler, 1997).
Al respecto Der Erve (1990) considera que "tratar de modificar la
cultura de una empresa es ciertamente frustrante dado que la gran mayoría
de personas se resisten al cambio, sobre todo, cuando ese cambio se propone
en el lugar donde las personas trabajan. A pesar de, que este proceso
es difícil hay que realizarlo".
En consecuencia, se pueden crear programas de refuerzo de valores, contratar
personas expertas que faciliten estos procesos de cambio y permitan a
la organizaciòn alcanzar sus objetivos sin traumas.
El cambio genera en las personas amenazas, incertidumbre a lo desconocido
, lo cual, son fuente de ansiedad e incomodidad personal. Exacerba la
sensación de pérdida de autonomía personal y control
sobre los individuos. Todo cambio implica, al menos durante un tiempo,
el esfuerzo adicional de tener que aprender a desenvolverse adecuadamente
en la nueva situación, lo cual es una fuente adicional de trabajo
y de preocupación (Landaeta y Amoeiro, (1996).
Reacción de la organización ante la incorporación
de el cambio
Los efectos del cambio no son automáticos, ni necesariamente equivalentes
a lo esperado. El mismo opera a través del cambio en las personas;
ellas son las que controlan sus resultados. Los sentimientos y valoraciones
de los implicados, respecto al cambio, deciden en gran medida su reacción.
De acuerdo a lo reflejado en el gráfico, se puede percibir la influencia
directa que genera el cambio en las personas afectadas.
En consecuencia, se concibe al hombre organizacional como un ser que busca
su desarrollo integral a partir del encuentro de sus tres dimensiones:
intelectual, afectiva y social; se habla de organizaciones como el espacio
vital que le debe posibilitar al hombre su desarrollo; y para que este
desarrollo se dé, debe ser una organización con necesidad
de cambio.
Por lo antes expuesto, las organizaciones deben convertirse en espacios
para la comunicación y la reflexión, producto de la construcción
conjunta de las personas que la conforman. Además, considerar el
cambio de cultura como proceso continuo de aprendizaje enmarcando al hombre
como el centro del desarrollo de una organización.
El proceso educativo puede ser concebido como el proceso de compartir
una cultura y/o un conocimiento, con el que se logra el mantenimiento
de la cultura existente de la organización.
De acuerdo a lo anterior, ningún cambio puede ser exitoso, sin
una planificación previa; además, determinar, sí
éstos deben ser iniciados por quienes sienten realmente la necesidad
del cambio. Es posible que la influencia del liderazgo, tenga sus límites,
particularmente en las grandes empresas, donde la alta gerencia se encuentra
muy alejada de las funciones de la gerencia a nivel operativo.
Cualquiera que sea el caso, cuando la empresa está en proceso de
cambio, las normas culturales deben reorientarse cambiando el sistema
de gerencia, es decir, los múltiples procesos gerenciales, la estructura
organizacional y el estilo gerencial que impulsa a la empresa (Corpoven,
1997), para visualizar mejor el cambio se presenta a continuación
una metodología para asegurar su éxito.
Tal situación ha originado nuevos retos a la alta gerencia; pero
a su vez ha permitido liberar energía e iniciativas suficientes
que llevarán a las organizaciones a ser competentes en el mundo
de los negocios.
La competitividad es una estrategia que resulta de combinar el espíritu
empresarial con la capacidad de aprender continuamente (Drucker, 1986).
En sentido general se puede decir que es una actitud y una aptitud. Es
una actitud orientada hacia la visualización de oportunidades y
el control de las amenazas. También es una aptitud que permite
mantener e incrementar la preferencia de los clientes por los bienes o
servicios que se ofrecen.
En otro orden de ideas, se percibe una interdependencia entre gerencia
y cambio: nuevamente se puede plantear que gerenciar es sinonimo de cambiar.
Las organizaciones convencionales se planteaban proyectos de cambio para
conseguir una condición de estabilidad y equilibrio. Actualmente,
el cambio no persigue sosiego y tranquilidad; por el contrario, se cambia
para tener una mayor capacidad de cambio. Ahora el cambio se interpreta
como el camino natural a través del cual se desenvuelven las organizaciones.
Los cambios han sido como instrumentos de adaptación. Casi todos
impulsados por una crisis de misión y estrategia de las organizaciones
y, por la necesidad de adaptarse, más que por cualquier intención
de cambio de la organización interna propiamente dicha. Esta perspectiva
refleja que el cambio en las organizaciones a veces se describe como un
proceso de conversión de un líder o liderazgo que luego
se trasmite a través de toda la empresa.
Las premisas anteriores permiten el planteamiento de la tesis que el espíritu
empresarial y el conocimiento son los dos factores más importantes
que determinan el éxito de las organizaciones.
Cambio organizacional para una mayor competitividad
El nuevo escenario a que están sujetas las organizaciones, son
los cambios apresurados que demandan alta flexibilidad y capacidad de
adaptación a las exigencias de su entorno. En este sentido, deben
entenderse los cambios como retos permanentes capaces de asegurar el fracaso
o el éxito de una organización (Maraven, 1997).
En consecuencia, es de gran importancia para las empresas conocer el grado
de madurez y disposición que se tenga en el momento de enfrentar
los cambios. Una experiencia positiva está dada cuando se refleja
la aceptación por parte de los empleados de nuevas políticas,
actitud positiva hacia la innovación y el éxito alcanzado
en procesos anteriores.
Un elemento clave para la aceptación del cambio de cultura, es
la comunicación. La transmisión de valores, creencias a
través de procesos de comunicación efectivos (IESA, 1995).
La claridad de las expectativas se relaciona con la apertura comunicacional
en relación con el tema, en todos los niveles de la organización,
y la información pertinente y oportuna sobre el proceso de cambio
a implantarse.
Para muchas organizaciones, una gerencia de cambio organizacional significa
también pasar de una cultura tradicional -en la cual prevalecen
estilos burocráticos, motivacionales y valores por el poder y la
afiliación, y un clima de conformidad; a una cultura del desempeño,
donde es posible aportar nuevas ideas; la gente puede asumir riesgos calculados
y es incentivada a establecerse metas retadoras, mediante el reconocimiento
del mérito y los resultados excelentes.
Si se analiza el lado humano del proceso de cambio para adaptarse a un
entorno más competitivo, se puede pensar que la disposición
organizacional, el equipo humano y el proceso de implantación del
cambio, exigirán características personales fundamentalmente
orientadas a hacer un trabajo cada vez mejor, con estándares de
excelencia, que permitan incrementar la productividad y la efectividad
organizacional.
En otras palabras, es indispensable que la gente posea una serie de competencias
directamente asociadas con la excelencia en sus respectivas áreas
de responsabilidades, para poder garantizar mayor competitividad.
Por lo anteriormente exigido por las responsabilidades de un cargo; capacidad
de influir sobre los demás, pero también integrar grupos
y dirigir situaciones conflictivas, productos del proceso de cambio.
Avance de la tecnología de la comunicación como proceso
de cambio
"El cambio es el fenómeno por medio del cual el futuro invade
nuestras vidas, y conviene observarlo atentamente desde el ventajoso punto
de vista de los individuos que viven, respiran y experimentan" (Alvin
Tofler, citado por Maraven, 1997).
Venezuela se encuentra en medio de una revolución en marcha en
materia de telecomunicaciones a nivel mundial. El avance de las telecomunicaciones
ha sido impresionante en la década de los noventa, que el país
se encuentra frente a la globalización y ante este desafío,
cuenta con una infraestructura ultra competitiva en el sector petrolero.
Con este panorama tan positivo, es relevante enmarcar la actual situación
de este importante sector.
Actualmente compiten diversas organizaciones de telecomunicaciones a nivel
mundial y existe una nueva generación creciente de empresas especializadas
en una serie de áreas, ejemplo: Internet, Servicios Empresariales,
Correo Electrónico, etc. De hecho, Internet es ya un nuevo medio
de comunicación como lo es la prensa, la radio y la televisión.
Por ello, este sistema de comunicación ha resultado una autentica
revolución cultural, social y política. En este sentido
Venezuela ha tenido un crecimiento explosivo durante los últimos
cuatro años.
Al respecto, Smith (1997) considera que hoy los países no están
separados por barreras arancelarias, idiomas o fronteras, sino que, por
el contrario se unen para conformar grandes bloques económicos
para abastecer al mercado global.
En consecuencia, el área de las telecomunicaciones se le considera,
como el mayor crecimiento, es importante porque a pesar de la gran recesión
que sufre el país y de esperar que la macroeconomía se enrumbe,
este sector pasó a formar parte de la lista de prioridades de los
gerentes.
Globalización dentro de los procesos de cambio
La globalización es considerada como un proceso de cambio para
aminorar los costos y desarrollar productos, generando mayor competitividad
en los mercados extranjeros e internos. La globalización requiere
un cambio dramático en el enfoque nacional de empleo, desarrollo
y principio de gerencia.
Al respecto Filesi (1995) dice: "en el ámbito de los proceso
de integración en la Américas, además del MERCOSUR
y el Pacto Andino, vale la pena mencionar, en el caso de Venezuela, el
acuerdo de libre comercio con Colombia y, más al Norte, el Tratado
Norteamericano de Libre Comercio (NAFTA), suscrito por Canadá,
Estados Unidos y México. En 1993, en la Cuenca del Caribe se ratifica
la Asociación de Estados del Caribe....., cuyo objetivo es consolidar
una zona de libre comercio en la Américas para el año 2005
(pág., 129)
La globalización se caracteriza por uniones estratégicas
entre los conglomerados industriales y, consiste en que los gerentes estén
alerta al momento de reclutar, seleccionar gente preparada, la cual viene
a ser, la fuerza que impulsa a la organización al logro de los
objetivos, además, que aporta la iniciativa, la determinación
y el compromiso que producen el éxito a la organización.
Hoy más que nunca, las organizaciones deben ser generadoras de
aprendizaje con la finalidad de formar y desarrollar capacidades que les
permitan capitalizar el conocimiento. Esta premisa se ha convertido recientemente
en ventaja competitiva aunado a la supervivencia de la organización
en un entorno altamente cambiante.
La globalización de los mercados, el aumento de la competitividad,
el rápido y creciente desarrollo tecnológico, y las tendencias
demográficas y exigencias de la fuerza laboral, obligan a las organizaciones
a replantearse y reconsiderar, bajo nuevas perspectivas, el desarrollo
humano .
En el marco de tales reflexiones, encaja con precisión la tesis
de Schein (1988) que sostiene- que para darse los procesos de cambios
en los seres humanos desde los niveles individuales hasta los institucionales,
es necesario un liderazgo que tome en cuenta los aspectos cognoscitivos,
emocionales y conductuales que conlleven a la organización a una
verdadera transformación.
Por último, la imagen y el pensamiento del líder son esenciales
para darle dirección al proceso de cambio, para lograr coherencia
en el equipo humano y consistencia en las decisiones, que harán
a una organización más competitiva en una economía
de mercado, donde todos deberán tener las mismas oportunidades
y los mismos riesgos.

5. La Cultura y el impacto de la tecnología en la gestión
de Recursos Humanos
En su mayoría, las organizaciones venezolanas, tanto públicas
como privadas, se han planteado la necesidad de elevar los niveles de
productividad y competitividad mediante la incorporación de nuevas
tecnologías, la modificación de sus procesos productivos
y formas de organización del trabajo, así como en el diseño
de nuevas estrategias económicas adaptadas a las nuevas realidades.
Estas nuevas estrategias y formas de organización del trabajo permiten
una mayor versatilidad de las funciones gerenciales.
En cuanto a la actividad específica de recursos humanos también
se observan cambios fundamentales en el nuevo enfoque que se le ha dado
a esta función. Se trata ahora de un enfoque global que permite
vincular las actividades que le son propias, con todas las funciones motoras
de la organización, permitiendo así una visión más
integral del negocio y una mayor contribución a la efectividad
de la empresa.
El planteamiento antes señalado, considera que los cambios están
conformando un nuevo tipo de cultura organizacional, caracterizada por
una nueva manera de pensar y de visualizar la organización, por
una nueva manera de desarrollar las actividades, y una actitud abierta
hacia la innovación y la creatividad. Todo esto repercute en la
efectividad general de la organización. Esto significa que la funciòn
de recursos humanos debe desarrollar habilidades y actividades para reforzar
y mantener en todo el personal, incluyendo los estratos gerenciales, un
alto espìritu de compromiso con la organización, lo cual
requiere del diseño de estrategias o formas de acción que
día a día refuercen la cultura del cambio hacia la excelencia.
Cuando se trata de cambios organizacionales es conveniente entender que
ellos deben sucederse como consecuencia de una actitud existente en la
organización, y que los mismos deben ser congruentes con la cultura
organizacional existente. Esto explica el fracaso de muchos programas
de mejoramiento, cuando éstos son impuestos sin que hayan ocurridos
los ajustes organizacionales requeridos para garantizar su éxito.
En muchas empresas éste ha sido el caso de los programas de calidad
total.
Para lograr este enfoque integral es necesario que los gerentes tengan
una visión diferente acerca de su papel como motores de la organización
y que sean proactivos en su desempeño.
Los gerentes proactivos son aquéllos que se sienten comprometidos
con la organización y se caracterizan por: inspirar una visión
compartida en la organización y desplegar esa visión en
la misma, validando como ésta se integra con las visiones individuales
de los miembros de la empresa; determinar los valores empresariales; desarrollar
un proceso de gerencia estratégica para desarrollar el plan de
acción con el objeto de alcanzar la visión y las estrategias
necesarias, y un proceso de evaluación de los objetivos y metas
estratégicas con énfasis en el apoyo para lograr las metas,
no en fijar objetivos arbitrariamente desligados de la visión de
la empresa (Carrillo, 1997). La visión es establecida por los líderes
, por tanto, se alcanzará en la medida que éstos estén
en sintonía con las visiones individuales de cada uno de los integrantes
de la organización.
Apertura a una nueva conciencia organizacional
La búsqueda de cambios permanentes en las personas y en las organizaciones
es una de las preocupaciones actuales del mundo empresarial, el cual ha
probado variados esfuerzos para lograrlo.
Hoy en día resulta evidente que las organizaciones son el resultado
directo de la acción de la gente que allí trabaja; de aquì
la importancia del recurso humano. La realidad indica que esa importancia
no se traduce en el desarrollo de sistemas y políticas para garantizar
la confiabilidad, la motivación y la felxibilidad de tales recursos.
Por el contrario, no es muy audaz afirmar que el área de recursos
humanos es la más débil en las empresas venezolanas, y la
que menos ha tenido participación en las decisiones coyunturales
de la organización si se compara, por ejemplo, con informática
o los sistemas de producción. Las evidencias abundan. Las causas
de esta realidad son tanto internas como externas.
Al respecto Garaway (1991) considera que en las organizaciones venezolanas
: No hay incentivos para invertir en el personal, existe un marco legal
poco favorable y reglas de juego inciertas. Por otro lado, están
los obstáculos de las mismas empresas: falta de visión a
largo plazo y debilidades en las estrategias de crecimiento, sin las cuales
no puede (ni debe) haber planes de desarrollo del personal. Existe un
enfoque puramente comercial y rentista en la dirección de las empresas,
así como una mezcla de valores y creencias, algunos contradictorios,
acerca del hombre y el trabajo (pág., 42) .
Estos contrastes son parte de la realidad que viven la mayoría
de las organizaciones en el país. A pesar de los altibajos que
se pueden presentar en las mismas, se debe considerar invertir en la capacitación
y entrenamiento de la gente. Definitivamente lo que más ayuda a
la organización a alcanzar el éxito en sus procesos, es
contar con gente altamente preparada e identificada con la organización..
Granell y Parra (1994) consideran que la gestión de recursos humanos
en las organizaciones venezolanas es muy operativa, centrada en labores
de administración de personal las cuales giran alrededor de las
funciones más tradicionales de reclutamiento, selección,
inducción, compensación, contratación colectiva y
adiestramiento. La organización, en su conjunto, y sobre todo en
la alta gerencia y la gerencia de línea, salvo pocas excepciones,
no se consideran involucradas en los temas relativos a su gente y tienden
a delegarlas a los expertos en relaciones industriales, psicólogos
u otros profesionales quienes no participan -y con frecuencia ni tan siquiera
conocen -los planes y objetivos estratégicos de la empresa. En
consecuencia prevalece una visión cortoplacista, con una evidente
ausencia de planificación de recursos humanos y de diseño
y definición de políticas, que sirvan de apoyo a la instrumentación
de procedimientos y normas (págs. 24-25).
En este marco de ideas, es importante señalar que la unidad de
recursos humanos debe asumir un liderazgo claro- explicar las razones
y los procesos del cambio, y propiciar la capacitación y comunicación
permanente y sistemática. La unidad de recursos humanos debe convertirse
en socio del negocio y contribuir en la eficiencia y eficacia organizacional.
Para ello es necesario que se convierta en asesora, que propicie y haga
comprensible el proceso de cambio a los gerentes y trabajadores.
Al respecto Denison (1991), señala:
La efectividad es una función de las políticas y los procedimientos
utilizados por una organización. Los procedimientos específicos,
especialmente cuando pertenecen a la gerencia de recursos humanos y al
ambiente interno de una empresa, influyen en el rendimiento y la efectividad.
Cierta formas de resolver conflictos, de planear una estrategia, diseñar
un trabajo o tomar decisiones dan como resultado mejor rendimiento a largo
y corto plazos (pág., 5).
En relación a lo anterior, la intensa competencia a que se encuentran
sujetas las empresas, ha obligado a la alta gerencia a mejorar la efectividad
y la calidad en todos sus procesos, para recuperar su ventaja competitiva.
El aumento de calidad requiere que una organización realice cambios
importantes en su filosofía, en sus mecanismos de funcionamiento
y en su programa de Recursos Humanos. Las técnicas que recalcan
los factores de motivación para los empleados, cambios en la cultura
corporativa, y el entrenamiento de los empleados, han recibido gran aceptación
por el colectivo organizacional .
Competitividad y Tecnología
Las organizaciones tienen que estar muy pendientes del entorno, con la
finalidad de ajustar su conducta al medio social del que forman parte,
es decir, a la sociedad global:; y para mantenerse en el mercado tienen
que estar dispuestas a crecer y crecer lo que implica mirar muy adentro
para poder ir hacia afuera y, aunque sea líder y se tenga asegurado
un espacio, las organizaciones deben ir más allá, no conformarse,
incursionar en nuevos mercados, transformarse y apoyar todo lo que sea
mejoramiento continuo y adquirir nueva tecnología para agilizar
la información que beneficia la toma de decisiones.
Competir se ha convertido en una nueva realidad y en nuevo reto para los
empresarios. En los más diversos sectores, la crisis económica,
con su consiguiente apertura comercial, ha estado acompañada de
un recrudecimiento de la rivalidad entre empresas establecidas. Han surgido
nuevos sectores, tanto nacionales como internacionales (Villalba, 1996).
Aunado a los anterior, las organizaciones que quieran mantenerse en el
mercado deben tener presente la filosofía de innovación
y modernización para responder a los estímulos de la competitividad
internacional. Además, deben establecer alianzas estratégicas
con los distintos grupos empresariales. Los gerentes están sujetos
a plantearse la necesidad de concentrarse en lo que significa un escenario
de economías abiertas en contraposición con el escenario
de economía cerrada que prevaleció en Venezuela durante
décadas. Las empresas deben tener ahora altas cuotas de investigación
y desarrollo tecnológico pues los productos de hoy tienen ciclos
de vida mucho más cortos que en el pasado.
Estos cambios significativos que se han venido desatando, han producido
un vuelco positivo para los recursos humanos, en virtud de ello el personal
debe mantenerse permanentemente en un proceso de aprendizaje continuo
que le permita modificar su conducta en atención a las nuevas experiencias.
El éxito en los procesos de cambio implica experiencias particulares
que sólo son posibles si se cuenta con el respaldo de gente comprometida.
Las organizaciones deben efectuar una labor con sus gerentes para desarrollar
la confianza de cada uno y sacar a la luz todo su potencial. Cada gerente
debe dedicar el tiempo y esfuerzo necesarios para asegurar el de su gestión,
para mejorarse a sí mismo y al personal a su cargo. Cada quien
debe trazarse metas reales y efectuar un inventario de sus potencialidades
y habilidades para que su trabajo sea eficaz y controlar la posibles desviaciones
que se puedan experimentar en relación a los objetivos para retomar
el camino hacia una comunicación permanente, obligatoria y estimulante.
Uno de los aspectos más relevantes de la gestión de recursos
humanos, es el desarrollo de las habilidades, tan necesaria para las organizaciones
en la construcción de las capacidades del individuo. La ampliación
de los conocimientos al colectivo organizacional, le permite a la empresa
contar con una fuerza adiestrada y motivada, lo cual contribuye a reducir
la rotación de personal, a aumentar la flexibilidad y generar valor,
todo lo cual potencia su competitividad (Linares, 1996).
Valor agregado
El valor es una percepción. Sólo cuando se logra que las
personas perciban valor en aquellos bienes y servicios que les proveemos,
se puede obtener de ellas los recursos, el reconocimiento o la aceptación
que se requiere para existir, es decir aquello que es de valor para las
personas (Ventocilla, 1996).
El ser humano ha inventado las organizaciones, las cuales se convierten
en instrumentos para crear y producir bienes y servicios que le aporten
un valor relacionado con la productividad del negocio. La comprensión
del verdadero valor agregado de una persona, empresa o estado es definitivamente
fundamental para una exitosa decisión de inversión
Visión Compartida
Todo proceso de transformación organizacional requiere que se genere
una visión compartida de la alta gerencia acerca de lo que se quiere
alcanzar; es decir, toda la actividad organizacional se transforma en
parte de un propósito mayor encarnado en los bienes y/o productos
de dicha organización.
No hay organización inteligente sin visión compartida. Sin
búsqueda de una meta que la gente desee alcanzar. Las fuerzas que
respaldan el status quo pueden ser abrumadoras; sin embargo el nivel de
excelencia de la meta que se desea alcanzar induce a nuevos modos de pensar
y de actuar (Senge, 1992).
Se hace necesaria la presencia y el uso adecuado de la intuición,
unida a la creatividad, para enfrentar estratégicamente los obstáculo
del entorno. De esta manera se logran mejores productos y servicios que
cubran o superen las expectativas y exigencias de los clientes. Tales
resultados son el producto del alto nivel de compromiso de todos los integrantes
de la organización.
Educación ante los Procesos productivos de Recursos Humanos
Recursos humanos tiene la misión de generar la capacidad de cambio
y la formación de líderes y, para ello, debe estar autoeducandose
permanentemente para aprender y para ayudar a aprender, y el aprendizaje
es cambio y su punto de partida es: educación.
De acuerdo a lo anterior, hay empresas que creen firmemente que el conocimiento
es la clave para ser competitivos. Consideran que si ponen mayor atención
en desarrollar las capacidades del recurso humano, la calidad y productividad
mejorarán en forma natural. En otra palabras, consideran que el
desarrollo de los recursos humanos es la estrategia más prometedora
para revertir el deslizamiento de la productividad.
Mantener control sobre estos acontecimientos va, en gran medida, más
allá de las funciones de la gerencia. Uno de los retos más
importantes que enfrentan hoy día los patronos es el de mejorar
la calidad de vida del trabajador. Este reto no solamente surge de la
necesidad de estar al nivel de la competencia, sino también de
los cambios demográficos y culturales.
La Gerencia de Recursos Humanos dentro del nuevo enfoque
Como puede desprenderse de lo expuesto anteriormente, las empresas que
tengan que competir, ya sea en el mercado interno o en el mercado internacional,
con productos y/o servicios, tienen un reto que supera la mejor forma
de hacer mejor lo que se venía haciendo. Estos retos requieren
de una transformación profunda del conocimiento y capacidades del
recurso humano, en sintonía con la revolución tecnológica
- organizativa.
En este sentido, la misión de la gerencia de recursos humanos en
las empresas es constituirse en agente dinamizador clave en el proceso
de mejoramiento continuo de la calidad y la productividad. Las funciones
genéricas de la Gerencia de Recursos Humanos son: diseñar,
establecer y controlar las políticas, normas y procedimientos en
materia de personal, facilitando las siguientes funciones: selección,
entrenamiento, clasificación, remuneración, promoción,
desarrollo, seguridad, relaciones y comunicaciones (Páez, 1993).
A continuación se describen cada una de ellas:
Selección: Proceso que permite recabar información relevante
mediante instrumentos especialmente diseñados o seleccionados para
que, una vez que se analice y pondere la información, se pueda
decidir sobre la contratación o no de un candidato. La información
obtenida también debe servir para apoyar a la organización
y al individuo en la planificación de un proceso más fluido
de adaptación a la organización (Cascio, 1993).
Entrenamiento y desarrollo: Tiene como propòsito ampliar, desarrollar
y perfeccionar al individuo para el mejoramiento de sus capacidades y
crecimiento profesional en determinada carrera de la la administración
de la empresa (Schein, 1988)
Clasificación: Se refiere al agrupamiento de los cargos en clases.
Trata de facilitar no sólo la administración salarial, sino
que también permite cada clase de cargos tenga un tratamiento genérico
en términos de beneficos sociales, regalías, etc. ( Chiavenato,
1994).
Evaluación: En el proceso de evaluación hay que incluir
la capacidad de cooperación, el conocimiento del trabajador, los
aportes realizados tanto al mejoramiento del proceso como al incremento
de la calidad y desarrollo de iniciativas propias. Es decir, tiene el
propósito de ayudar a promover el desarrollo de las habilidades
para el puesto que ya ocupa el individuo (Sherman, 1994).
Remuneración: A fin de asegurar que los pagos estén acordes
con los índices salariales del mercado de trabajo y que se estructuturen
sobre la base de compartir los beneficios del proceso de mejora, estimular
la permanencia como condición de acumulación de la capacidad
desarrollada (Armstrong, 1991).
Seguridad: Es el conjunto de medidas técnicas, educacionales, médicas
y psicológicas empleadas para prevenir accidentes, tendientes a
eliminar las condiciones inseguras del ambiente, y a instruir o convencer
a las personas acerca de la necesidad de implantación de prácticas
preventivas (Chiavenato, 1994).
Relaciones y comunicaciones: Se debe estimular la participación
de los trabajadores tanto en el diseño de sus puestos como en la
búsqueda e implantación de mejoras, y lograr una relación
de cooperación con el sindicato (Páez, 1993).
Cada uno de los aspectos señalados anteriormente, implica un giro
cualitativo profundo de la Gerencia de Recursos Humanos y, que dichas
funciones deben estar interrelacionadas con todos los procesos de la organización
y orientadas hacia un objetivo único para asegurar que la empresa
cuente con personal capacitado, motivado, con disposición a cambiar
y dispuesto a adaptarse a las nuevas situaciones que requiera la organización.
En consecuencia, es importante señalar que la gerencia de recursos
humanos es la piedra angular en el desarrollo de las organizaciones y
para lograr el éxito de su gestión tendrán que estar
alerta en cuanto a la cultura organizacional, la cual debe ser evaluada
constantemente a través de prácticas gerenciales adecuadas
de acuerdo a la estrategia. Esto no es sólo válido cuando
se quiere introducir cambios en la organización, sino que hay que
invertir para su desarrollo, y llevar a cabo un seguimiento sobre las
conductas organizacionales a fin de modificar aquéllas que se alejen
de los valores y cultura de la organización.
Nuevas tendencias en la Gerencia de Recursos Humanos
A través del conocimiento adquirido sobre cultura organizacional,
a lo largo del desarrollo del trabajo, se puede hacer referencia sobre
los planteamientos de Tovar (1990) donde establece que existen siete elementos
estrechamente relacionados con el éxito de la gestión de
recursos humanos en cuanto al manejo de la cultura organizaciónal.
Tales elementos son :
Influencia: El personal de la organización debe sentir que tiene
influencia para cambiar las cosas que lo rodean. La resistencia al cambio
es mayor entre la gente que tiene un bajo sentido de la influencia, porque
no tiene nada propio dentro del proceso, ni confianza en sí misma
para hacer los cambios. Esa baja sensación de influencia no se
limita a los niveles inferiores del organigrama. Algunos altos gerentes
y muchos intermedios con frecuencia piensan que deberían tener
influencia, dada su relativa posición en el organigrama de la compañía.
A veces la gente resiste el cambio sólo para ejercer la influencia
que tienen.
Innovación: Las personas deben estar dispuestas a cuestionar el
status quo, indicar nuevas formas de resolver, y hacer lo que se debe
hacer. El nivel de innovación de una empresa tiene un impacto sobre
la gente de la organización y el nivel de influencia que creen
tener. La gente que no se siente poderosa no piensa que sus ideas se estimulan
o se toman y serio y, por tanto, no se ofrecen su contribución
para mejorar las cosas.
Trabajo en equipo: La capacidad de un grupo para trabajar conjuntamente
en armonía, a fin de alcanzar objetivos comunes. Significa que
la gente tiene mutua confianza y se siente cómoda en los equipos,
pero antes debe sentirse cómoda en sus funciones individuales.
Donde hay trabajo en equipo, el grupo participa en la toma de decisiones
y, al hacerlo, los miembros del grupo se solidarizan con las necesidades
y los sentimiento que se expresan libremente. El clima estimula continuamente
la franqueza. Se comparte el crédito por las realizaciones y los
estilos predominantes de influencia son aquéllos que se basan en
una visión de futuro (común para todos) y en una continua
participación y creación de confianza.
Satisfacción : La gente necesita estar satisfecha con su trabajo.
Deben satisfacerse sus necesidades físicas y emocionales. Entre
las necesidades psicológicas que se deben satisfacer en un clima
corporativo están: las necesidades de realizar y ser reconocido
por esa realización; identificarse con un grupo social y tener
un sentido de pertenencia. La satisfacción de éstas necesidades
ayuda a: proporcionar la motivación necesaria para que los empleados
permitan mejorar lo que está a su alrededor, aunque no se les haya
pedido expresamente hacerlo.
Deseo de cambio: Para realizar el cambio es necesario que haya un sano
nivel de insatisfacción con lo que existe, un deseo de cambiar
y hacer mejor las cosas. Si la gente está completamente satisfecha
con todo lo que le rodea, el impulso hacia el cambio y la mejora es limitado.
Igualmente, si persiste el deseo de cambiar las cosas sin obtener respuesta
durante mucho tiempo se puede pasar de un nivel de descontento a la frustración.
Responsabilidad: La gente debe estar dispuesta a asumir responsabilidad
para hacer cambios. La responsabilidad significa estar dispuesto a querer
realizar las tareas desde la primera vez y procurar el mejoramiento continuo
por siempre. El nivel de responsabilidad está íntimamente
relacionado con el hecho de que el sistema gerencial esté fomentando
responsabilidad y confiabilidad. Además, los niveles superiores
de responsabilidad deben correlacionarse intuitivamente con los altos
niveles de innovación, un deseo de cambiar y trabajar en equipo.
Cuando una persona se siente bien asumiendo responsabilidades, debe sentirse
bien trabajando con otros para aumentar la responsabilidad del grupo.
Sentido de visión común: La gente de una organización
debe saber hacia dónde se dirige la empresa y la ruta que debe
seguir. Debe existir una visión, creada por la persona del cargo
más alto que represente una imagen del futuro, apremiante y entusiasta,
alrededor de la cual puedan reagruparse los empleados de todos los niveles.
Esta visión debe ser consistente y presentada de tal manera que
resulte más importante para todos en cada nivel de la escala organizacional.
En cualquier actividad de cambio, el compromiso de dedicación visible
de la alta gerencia transmite una señal importante a la organización,
recordando siempre que la cultura organizacional debe ser vista como ventaja
competitiva de la gerencia de recursos humanos.
En consecuencia, los gerentes de recursos humanos se plantean retos, los
cuales están direccionados hacia el diseño de sus propias
estructuras organizacionales, creadas y especialmente desarrolladas para
planificar y guiar los programas de mejoramiento profesional, lo cual
constituye una base importante para mantenerse en una continua búsqueda
de nuevos aprendizajes, que facilite la innovación en la organización.
Estas estructuras son un vehículo que le permite al individuo mantenerse
actualizado técnicamente y, al mismo tiempo, interrelacionado con
todos los procesos de la organización.
Por lo antes planteado, se pretende señalar un nuevo enfoque que
exige que el trabajador asuma mayor responsabilidad por su propio desarrollo,
que se convierta en actor de su proceso de aprendizaje y que se esfuerce
en definir sus propias necesidades en función de los requerimientos
del trabajo mismo.

6.
Conclusiones
Las condiciones actuales han determinado que más allá de
una simple relación causal entre la cultura organizacional, el
cambio, y el impacto de la tecnología en la gerencia de recursos
humanos, lo que existe una vinculación recíproca entre todos
los elementos, que generan desafíos permanentes implícitos
en los retos que debe enfrentar toda organización.
La premisa anterior, permite destacar que la gestión empresarial
tiene sentido en la medida en que los retos sean superados satisfactoriamente,
para lo cual se requiere una amplia dosis de creatividad para el manejo
y control del medio ambiente tan cambiante.
Las organizaciones que en Venezuela, han logrado desempeñarse exitosamente
muestran dos aspectos importantes: por una parte destacan que la mejor
forma de aumentar la efectividad es haciendo las cosas de manera diferente
a la forma tradicional, incorporando así el cambio como una constante
en el funcionamiento organizacional; y, por la otra, el énfasis
puesto en la investigación de los enfoques y teorías gerenciales
para adaptarlos a su funcionamiento.
La inversión en el adiestramiento y actualización del personal,
es, otro aspecto de especial significación, a fin de convertirlo
en el eje y motor de los procesos de transformaciòn.
La complejidad del entorno actual, por otra parte, saturado de competencia,
de problemas sociales, de clientes exigentes, de rígidas leyes
ambientales, e inmerso en un creciente proceso de globalización,
hace que trabajar -per se- sea hoy insuficiente. Es necesario más
que nunca el pensar y repensar las organizaciones, darles sentido de dirección,
rediseñar u optimar los procesos medulares, desarrollar estructuras
organizacionales aptas para que dicho procesos funcionen oportunamente,
utilizar agresivamente la tecnología de punta que ayude a materializar
la visión trazada para la organización. Trabajar por trabajar
es hoy signo de improductividad. Lo que se requiere para ser más
competitivo es dinamismo, es decir, energía orientada hacia el
logro de los objetivos.
La visión indicada facilita a la gerencia del cambio dimensionar
las características del negocio y orientar sus esfuerzos para satisfacer
las expectativas de la organización. Asimismo, le facilita romper
paradigmas, probablemente muy útiles en el pasado, pero que han
perdido sentido con el tiempo, por nuevas reglas, acordes con los tiempos
que corren y muy útiles para satisfacer las exigencias del futuro.
La integración de esfuerzos, el beneficio compartido, el trabajo
en equipo, la permanente disposición a aprender y cambiar, las
organizaciones por procesos, el aplanamiento de las estructuras organizacionales,
la disminución de los niveles jerárquicos y puntos de control,
la ruptura de barreras, la necesidad de comunicación, etc., son
algunas de las nuevas reglas.
El fracaso de los esfuerzos de cambio en muchas organizaciones ha radicado
en no tomar en cuenta, más allá de la retórica, al
personal como centro de la transformación y en no lograr un equilibrio
adecuado entre la adaptación de éste y los cambios en los
procesos.
En este escenario de cambio se puede vislumbrar que la Gerencia de Recursos
Humanos cobra en la actualidad, un papel fundamental en la transformación
de las organizaciones. Esto requiere una redefinición del papel
de Recursos Humanos dentro de cualquier corporación, de manera
tal que pueda legítimamente iniciar los procesos de transformaciòn
esenciales en momentos de exigencias permanentes del entorno.
Recomendaciones
A continuación se sugieren varias recomendaciones relativas a cada
uno de los aspectos considerados en el trabajo realizado:
Area de la Cultura Organizacional
Fomentar programas de sensibilización al colectivo organizacional,
con la finalidad de educar a la gente para que internalicen la cultura
organizacional, como ventaja competitiva en la gestión gerencial.
Es imprescindible que la alta gerencia conozca plenamente los valores
culturales necesarios en su organización a fin de que pueda promoverlos
y reforzarlos mediante un plan de acción. Una vez hecha esta distinción
se debe definir qué es lo que se necesita cambiar, para determinar
los aspectos favorables o desfavorables de la cultura organizacional.
Proceso de Cambio
Considerar como un insumo vital el conocimiento que tiene el personal,
para llevar adelante los cambios requeridos por las organizaciones. Es
necesario desarrollar el conocimiento como vía hacia la competitividad.
Fomentando la investigación con el propósito de elevar el
caudal de conocimiento, lo que inclina la balanza hacia una consolidación
organizacional que haga a las empresas entes más competitivos.
Area de Desarrollo del Recurso Humano
Promover el autodesarrollo para que la gente esté en capacidad
de construir nuevos esquemas de aprendizaje, a fin de:
Lograr la identificación y el compromiso, y la consistencia gerencial
entre lo que se dice y lo que se practica en las instituciones.
Estimular la orientación al logro en todos sus miembros, a través
de la creación de conciencia y el diseño e implantación
de programas que estimulen nuevas ideas para llevar a cabo el incremento
de la efectividad organizacional que estén dispuestas al cambio.
Fortalecer el poder personal con fines de logro colectivo. De esta manera
se faculta al individuo para que tenga mayor poder de acción y
decisión.
Gerencia de Recursos Humanos
El gerente de recursos humanos debe estar en capacidad de apoyar el cambio,
considerándolo como herramienta estratégica para el logro
del éxito organizacional. Esto significa estar fuertemente orientado
hacia el negocio, ser facilitador de los procesos, tener orientación
al cliente, y ser capaz de anticipar y actuar de manera proactiva. Es
decir, mantener una visión de futuro para anticipar los cambios
y las destrezas para planificar, gerenciar y evaluar las consecuencias
de ellos.
A fin de anticipar los cambios, los gerentes de recursos humanos deberían:
estar informados respecto a experiencias de otras organizaciones sobre
posibles incidencias que los cambios de naturaleza tecnológica,
en mercadeo, en productos y en globalización, puedan tener sobre
los recursos humanos.
La gerencia de recursos humanos debe implantar programas integrales de
adiestramiento, mediante procesos que le permita un enfoque integral y
la toma de conciencia acerca de cómo los niveles de actuación
personal crean productividad a la empresa, Igualmente debe dotar de herramientas
a la gente para lograr el cambio personal, como base para la mejora de
la calidad de sus funciones.
Optimar los recursos través de la filosofía del mejoramiento
continuo, considerandola como una nueva forma de vida que han adoptado
con excelentes resultados las empresas para mejorar y rediseñar
sus procesos, transformando las debilidades en fortalezas, los gastos
en ahorros e inversiones, los déficits en superávits y,
en suma, repotenciando sus sistemas.
Es vital conocer cuándo y en qué magnitud la gestión
de recursos humanos agrega valor a la organización, a fin de proponer
alternativas cuantificables y con estimación de costos y beneficios.
La Gerencia en general
Plantear nuevas estrategias con visión a buscar aplanamiento de
las estructuras organizacionales, con la finalidad de lograr una disminución
de niveles verticales y de supervisión gerencial, logrando mejor
comunicación y mayor flexibilidad.
Las organizaciones deben mantener gerentes con visión hacia la
eficacia y efectividad, fundamentados en una filosofía asertiva
de cambio, lo cual les permite la posibilidad de crear nuevos paradigmas
a partir del desarrollo personal para el logro de mejoramiento continuo.
La gerencia debe desarrollar habilidades que le permitan reconocer la
importancia y beneficios de una buena comunicación y aplicar estrategias
efectivas para mejorar la red comunicacional en la organización.
La alta gerencia debe plantearse como prioridad el aprovechamiento máximo
del potencial humano y tecnológico; lo cual es de vital importancia,
para incrementar la efectividad y productividad.
Es importante que las organizaciones comiencen por modelar los perfiles
gerenciales, a fin de crear compromiso a la gerencia en relación
al negocio; es decir, que éstos se consideren socios del negocio
y se logre una visión compartida, entendiendo y compartiendo las
necesidades y puntos de vista de los clientes, y constituyendo equipos
multidisciplinarios para el logro de objetivos estratégicos claramente
definidos. Sólo una misión compartida asegura el éxito
en el logro de los objetivos.

7.
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